Lleve luz natural donde no puede llegar el Sol.

Canalizamos el agua, la electricidad, el gas, allí donde los necesitamos…

¿Y la luz del Sol?

La estrella que nos dio la vida, y que nos acompañará durante toda nuestra existencia como especie, es para nosotros una fuente prácticamente inagotable de luz y calor, limpia y gratuita…

Y, aunque es cierto que las últimas décadas han supuesto un notable desarrollo en el aprovechamiento de esa fuente de energía térmica y lumínica, aún podemos ir mucho más lejos.

Una de las aplicaciones más sencillas, y sorprendentemente poco implantada, es el transporte de la luz del sol canalizándola desde un punto adecuadamente orientado del edificio hasta estancias o plantas carentes de irradiación directa.

Una cúpula en la cubierta o fachada sur del edificio capta la luz, que se canaliza a través de un tubo con una superficie interior super reflectante (que le hace especialmente eficiente para este cometido), para ser finalmente distribuida por un difusor colocado en la estancia a iluminar. Con un alcance de 12 metros, nos permite crear ambientes sanos y auténticamente naturales en espacios condenados inicialmente a ser iluminados artificialmente.

El sistema, de fácil instalación y sin modificaciones estructurales, no necesita ningún tipo de mantenimiento.

 

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